miércoles, 30 de agosto de 2017

-Corran, corran! - gritó Luca.
Corrimos bajo la lluvia y en plena noche, hasta que nos encontramos sin lugar hacia donde ir, estábamos en un oscuro callejón sin salido y la policía nos alcanzaría en cualquier momento. Para nuestro alivio vimos una puerta blanca en donde nos escondimos.
      
       Como siempre, yo estaba aburrida y sin saber que hacer. Mientras subía al altillo, escuché cómo mi mamá encendía la televisión y ponía el canal de las noticias a todo volumen.
       El altillo siempre había estado igual, pero esa vez algo me llamó la atención: Un libro dorado entre libros negros. Todos estaban muy sucios, así que lo soplé y todo el polvo vino hacia mis ojos y me hizo llorar. Había un nombre con sus iniciales sobre la tapa del libro dorado: María Ana Cupulo (MAC). No sabía quién era esa mujer, no la conocía, pero me intrigó así que decidí leerlo: Era el diario de una científica que había intentado hacer una maquina del tiempo, aunque, por una falla terminó sirviendo para otra cosa.
       Me distraje por el ruido de las noticias que mi mamá estaba mirando abajo y dejé de leer. Por lo que se escuchaba desde abajo, un viejo loco, a demás ladrón, decía que las personas estaban desapareciendo, pero nadie podía recordarlas.
  -Son tonterías - dijo mi mamá.
Les conté a mis amigos; Angela, Luca, Andres, Alelí y Thiago. Ellos también habían oído las noticias, y decidimos ir a visitar al anciano que habíamos visto en televisión. sabíamos que no era seguro ya que el solía ser ladrón pero nos arriesgamos. Todo fue muy raro: Nos mostró una foto con todos los habitantes de la ciudad y nos señalo los espacios vacíos en donde supuestamente tendrían que haber estado las personas que estaban desaparecidas. No sé por que pero le creí. Para probar que mi teoría no estaba errada, decidimos buscar a los familiares de aquellas personas. Los vecinos pensaron que eramos cómplices del viejo loco y que también eramos ladrones y llamaron a la policía. Fue cuando la persecución empezó... 

      -Corran, corran -gritó Luca
Corrimos bajo la lluvia y en plena noche, hasta que nos encontramos sin lugar hacia donde ir, estábamos en un oscuro callejón sin salido y la policía nos alcanzaría en cualquier momento. Para nuestro alivio vimos una puerta blanca en donde nos escondimos.
      Era una casa grande y abandonada, llena de telarañas y con las paredes desgatadas. Se escuchaba la lluvia que pegaba en la chapa del techo y los relámpagos que asustaban a cualquiera. No podíamos salir de allí, así que decidimos investigar. Angela y Andres hallaron una gran sala con muebles antiguos, muchos libros y un misterioso reloj de arena. Los demás investigamos los otros sectores de la casa.
   -Se hizo tarde- dijo Alelí preocupada
   -¿Y si dormimos acá?- opinó Andres
Optamos por esto último y decidimos pasar la noche allí. La tormenta empeoró, las ventanas empezaron a temblar y todos estábamos aterrados; así que prendimos una televisión que estaba donde dormíamos para que nos ilumine.
    Mientras me levantaba, busqué a Thiago con la mirada pero no lo encontré. Se había quedado despierto cuidando la casa, ya no estaba. Al principio creímos que era una broma, ya que seguía en la foto que nos había dado el viejo pero luego comenzamos a preocuparnos. Luca, Andres, Alelí y yo buscamos por toda la casa pero no estaba. A Angela, en cambio, no le importó la supuesta desaparición de Thiago por que estaba segura que era uno de sus chistes. Así que volvió a la habitación del reloj de arena, en la que había estado el día anterior y leyó uno de los tantos libros que le habían llamado la atención.
   Cuando nos volvimos a encontrar, Angela nos contó sobre un libro que leyó: Trataba sobre el reloj de arena. Decía que había sido creado por error y que, a medida la arena se consumía, las personas iban desapareciendo y se esfumaban de la foto y de los recuerdos de sus conocidos. El libro no estaba firmado, por lo tanto desconocíamos su autor. Aún así, no sabíamos que había pasado con Thiago.
     Andres, Luca, Angela y Alelí fueron a buscarlo por la ciudad. Mientras tanto, yo que me había quedado en la casa para ver si volvía, fui a ver el reloj de arena de cerca, en el estaban las mismas iniciales y el mismo nombre que había visto en el libro dorado, María Ana Cupulo y al tocarlo un recuerdo vino a mi cabeza: Esa mujer era mi abuela.
    Mi mamá me había contado poco sobre ella, ya que no tuve la oportunidad de conocerla.
 Me dí cuenta de que todo lo que había leído en el diario era lo que estaba pasando: Mi abuela era la creadora del reloj de arena.
   Cuando deje de tocarlo mantuve los ojos cerrados, esa sensación de saberlo todo había desaparecido. No sabía como decirles a mis amigos, que todo había sido culpa de mi abuela y que no sabía como pararlo.
   Decidí abrir los ojos y enfrentarme a la situación. Al hacerlo sentí un escalofrió, no podía creer lo que estaba viendo: Era Thiago, sano y salvo, parado frente a mí.
   Miré a mi alrededor lentamente y vi a a todos las personas del pueblo. Pero ellos no eran los únicos desaparecidos, yo ya no estaba en la foto. No supe como había pasado, todo fue muy rápido. Recuerdo que toque el reloj de arena, reviví la escena de mi abuela y por arte de magia termine en esta dimensión con todos los desaparecidos. Tenia que hablar con Thiago, tenia que saber que era lo que estaba pasando y cómo solucionarlo. Intente moverme, pero el ambiente era raro y rocoso, con nubes de distintas formas. La gente parecía estar volando con los saltos que hacía para llegar al suelo, parecían en la luna. Cuando logré acercarme a mi amigo, se paró de repente, asustándome y me señalo. Al darme vuelta note que el no era el único señalando, todas las demás personas ahí presentes también lo hacían y repetían a coro la misma frase pero en un idioma que no conocía.

    En ese momento me desperté tirada en el suelo con todos mis amigos al rededor mirándome sorprendidos, incluyendo Thiago que solo había salido a tomar aire. Todo había sido un simple sueño, pero yo no lo sentía así, estaba segura de que había tocado el reloj de arena y me había ido para siempre.
   -Pierina desapareciste!- Dijo Alelí asustada- llegamos cuando encontramos a Thiago pero no estabas en la casa, pensamos que habías salido a buscarlo por tu cuenta pero cuando volteamos apareciste en el suelo dormida.
Nadie estaba hablando, yo estaba quieta en el lugar confundida por lo que había pasado.
Les conté a mis amigos lo que me había ocurrido, y lo que las personas me decían sin parar, ninguno podía creerlo. Con Angela logramos descifrar la frase. Ellos decían "Eres nuestra salvadora, para que nosotros nos vallamos tu tienes que quedarte aquí, ese es el precio"
   Ninguno quería que desapareciera, pero era la única forma de que las personas volvieran. Por culpa de mi abuela, yo me sacrificaría y dejaría mi vida para que todos pudieran regresar.
      Desde que estoy en este horrible lugar, nadie volvió a verme o recordarme nunca mas.